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Josefina Fuenzalida Cáceres, generación 2019

Cuéntanos de ti, cómo te defines y a qué te dedicas hoy.

Me defino como una persona proactiva, me gusta mantenerme haciendo hartas cosas, siempre desde lo que a mí me hace sentido. Actualmente trabajo en un instituto clínico infanto juvenil, en un colegio con niños con necesidades educativas permanentes y transitorias. También soy voluntaria de una fundación, que trabajamos acompañando el desarrollo socioemocional de niñas institucionalizadas.

¿De dónde o por qué razón nace tu necesidad de trabajar con niños con discapacidades y/o necesidades especiales?

Desde el colegio, siempre quise trabajar con niños, no tenía muy claro si desde la pedagogía o psicología, pero sabía que mi foco era la infancia. En la universidad fui aprendiendo sobre distintas dificultades que se pueden dar en la niñez y adolescencia, lo que en la práctica clínica me hizo mucho sentido y me llevo a buscar espacios donde poder ser un aporte, no solo en la integración de aquellos niños que a veces pueden tener ciertas dificultades, sino en buscar formas de eliminar barreras para que todos los niños puedan tener las mismas posibilidades de aprendizaje y tener espacios que contribuyan a un adecuado desarrollo socioemocional.

¿Qué ha significado para ti dedicar tu vida profesional de sicóloga en el trabajo de inclusión de los niños en su desarrollo escolar?

Trabajar con niños para mí siempre ha sido muy gratificante, dado que la mayoría del tiempo no es solo dar, sino también recibir mucho de ellos. Sin embargo, creo que es un gran desafío trabajar en inclusión, porque cada niño tiene necesidades, capacidades y afinidades distintas, por lo que para mí ha sido muy importante la empatía y flexibilidad para responder de la mejor manera posible a las necesidades de cada niño.

¿Cuáles han sido tus principales desafíos y aprendizajes profesionales?

El mayor desafío profesional para mí, ha sido lograr compatibilizar los tiempos y tener seguridad en lo que hago, porque sobre todo partiendo hay mucho que aprender, que va más allá del aprendizaje en la universidad, como la capacidad de responder a preguntas difíciles, empatizar con dificultades, ser capaz de contener y poner límites. Por lo que mi mayor aprendizaje ha sido principalmente el autocuidado y buscar siempre espacios que a mí me hacen sentido desde mi vocación e intereses.

¿Qué de lo que te enseñó tu colegio o aspectos de su formación, te ha ayudado a desenvolverte y poder acompañar dia a dia a los niños que lo necesitan?

Personalmente el colegio fue el primer acercamiento en buscar espacios donde ser un aporte. Desde muy chicas teníamos participación social, Net, misiones, salidas, que fueron espacios que favorecían ver más allá de nuestra realidad y querer hacer algo al respecto. Otra cosa que valoro mucho de mi colegio, fue haber tenido profesores y misses que siempre se preocuparon de no solo nuestro aprendizaje académico, sino también de formarnos como personas, poniendo siempre mucho énfasis en valores como la empatía y respeto, que han sido claves para poder acompañar día a día a los niños que lo necesitan.

Hemos avanzado bastante…pero, ¿Qué crees tu que aún nos falta como sociedad para lograr una real inclusión?

Creo que todavía falta un largo camino por recorrer, en mi opinión a nivel país aún faltan políticas y recursos para favorecer la inclusión y también la visibilidad de las necesidades que existen en la infancia, dado que la mayoría del tiempo “estamos llegando tarde”. Se habla mucho de dificultades en la adolescencia y adultez, pero si la inclusión fuera más visibilizada desde la primera infancia, las dificultades serían mucho menores.

¿Cómo vez en los otros niños, compañeros y amigos que ven o se desenvuelven respecto de la inclusión de los que lo necesitan?

Desde mi experiencia, siento que cada vez las nuevas generaciones entienden mejor el concepto de inclusión, hay mucho más información en diagnósticos y salud mental, por lo que en la mayoría de los casos los otros niños y compañeros aplican la inclusión en su día a día porque es parte de su realidad, siendo amigos de niños con distintas necesidades educativas, simplemente por quienes son, más allá de un diagnóstico.

Cómo influyó y qué herramientas te entregó el colegio que te hacen ser la persona que eres hoy tanto como profesional y/o en lo personal.

El colegio fue un gran aporte principalmente en la parte valórica y social, buscando siempre espacios donde ayudar a otro. También me permitió relacionarme con personas como mis amigas del colegio, con quienes compartimos valores y siempre me han impulsado a hacer lo que me gusta, siendo una parte esencial de la persona que soy tanto como profesional y en lo personal.

Cuál es el mejor recuerdo de tu paso por el colegio. 

Mi mejor recuerdo de mi paso por el colegio son los recreos con mis amigas y la cercanía que había con los profesores y entre alumnos, siempre me sentí muy segura en el colegio, porque sabía que en cualquier caso había alguien para escucharnos y ayudarnos.

Alguna persona que haya marcado tu paso por el colegio y que quieras recordar y/o agradecer.

Me gustaría agradecerle a todas las misses que me acompañaron en mis años en el colegio, que definitivamente fueron un gran aporte en la profesional que soy hoy.

En una palabra…para mi, mi colegio es….. 

Cercanía.

¿Qué mensaje le puedes transmitir a los actuales alumnos de tu colegio?

Que aprovechen el colegio, no solo para aprender de las distintas asignaturas sino para buscar lo que les gusta, que se desafíen a hacer lo que les hace sentido y aprovechen todas las instancias que da el colegio para crecer, ayudar y aprender.